Mientras me detenía a pensar acerca de qué escribir, surgió a mi mente el apelativo de "La Mariscala", alguna vez escuché ese apodo en el colegio; mi profesora nos narraba cómo este personaje daba mucho de qué hablar con sus acciones, sin duda era una mujer valiente y con gran fortaleza, física y mental.
Si bien no todos sus actos fueron ejemplares, debemos rescatar que es un ejemplo de valerosidad para las mujeres y nos demuestra que también podemos luchar y dirigir sin problema. A continuación les presento un breve relato acerca de su biografía y hazañas.
Francisca Zubiaga y Bernales, había nacido el 11 de septiembre de 1803 en Salvador de Oropesa, en la Provincia del Cuzco y murió en Valparaíso Chile el 8 de mayo de 1835, esposa del presidente Agustín Gamarra que fue conocida como "La Mariscala" o "Doña Pancha". Tuvo fama de mujer valerosa e intrépida. Acompañó a su esposo en la invasión peruana de Bolivia (1828) y lo apoyó durante su primer gobierno (1829-1833), tras la derrota de sus partidarios, huyó a Chile, donde falleció víctima de una enfermedad.
Se vinculó sentimentalmente con el prefecto del Cusco, general Agustin Gamarra, con quién se casó en Zurite en 1825. Se dice que, además del amor, fue movida por el atractivo del poder.
Francisca Zubiaga, ganó fama de mujer valerosa al acompañar a su marido en la expedición a Bolivia de 1828. La tradición cuenta que iba montada a caballo, armada y luciendo traje militar, y que ella misma dirigió la toma del pueblo de Paria y asistió a las conferencias que su esposo sostuvo con jefes bolivianos. Cuando Gamarra llegó a la presidencia en 1829, tuvo entonces la ocasión de disfrutar del poder a plenitud, siendo llamada “la presidenta”. También era llamada “La Mariscala”, ya que su esposo fue investido con el rango de Mariscal.
En 1831, luego de que Gamarra partiera al sur con el fin de afrontar un conato de conflicto con Bolivia, quedó como encargado del mando el vicepresidente Antonio Gutiérrez de Fuente. La Mariscala acusó a este personaje de conspirar contra su esposo y encabezó una asonada en su contra. Ella misma dirigió a las tropas que persiguieron a La Fuente por las azoteas del vecindario de Lima, hasta que el fugitivo halló refugio en un buque extranjero anclado en el Callao.
A fines de 1833, Gamarra intentó imponer a toda costa como su sucesor al general Pedro Pablo Bermúdez y azuzó a sus partidarios a hostilizar al nuevo presidente provisorio elegido por la Convención Nacional, el general Luis José Orbegoso y Moncada. Siguiendo las directivas de Gamarra, Bermúdez se autoproclamó en Lima Jefe Supremo el 4 de enero de 1834, mientras que Orbegoso se refugiaba en la Fortaleza del Real Felipe del Callao. Los gamarristas intentaron sin éxito tomar dicha fortaleza, mientras que en Lima el pueblo organizado en milicias enfrentaba a los golpistas, en las memorables jornadas cívicas del 28 al 29 de enero. Providencialmente, Bermúdez, sitiado en Palacio de Gobierno, fue salvado por la llegada de tropas procedentes del Callao al mando de La Mariscala, que rescataron al caudillo y lo condujeron hacia la sierra. Se dice que en esta ocasión, La Mariscala recorrió impávida las calles de Lima, montada a caballo y cubierta con una capa azul y con bordados de oro, disparando e incitando a sus hombres a no cejar en la lucha.
La guerra civil culminó con el abrazo de Maquinhuayo. En Arequipa, los gamarristas tuvieron que hacer frente a una revuelta militar a favor de Orbegoso, cuyo cruento resultado excitó la ira popular. Gamarra pudo huir a Bolivia, mientras que doña Francisca, disfrazada de clérigo, logró escapar de la furia del populacho saltando desde la azotea de su casa hasta un patio vecino. Luego se embarcó en Islay (puerto de la costa arequipeña), a bordo de un buque inglés, que enrumbó al Callao.
Del Callao, La Mariscala viajó a Valparaíso, donde murió pobre y enferma de tuberculosis, el 8 de mayo de 1835. Antes de morir dispuso que se le extrajera su corazón para enviárselo a su esposo.
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